Algunos de los comentarios que las personas en duelo escuchan son: “no te sientas triste” o “no te sientas mal”. Da la sensación de que sentir tristeza o rabia no es apropiado ni bienvenido en la vida, aun estando en luto. Sin embargo, cada emoción que sentimos tiene una razón de ser.
Las emociones son una especie de radar que refleja lo que ocurre en el ambiente o en nosotros mismos. Son sumamente adaptativas y nos dicen que necesitamos.
Por ejemplo, la ira aparece cuando hemos sido heridos. También surge cuando una persona devalúa o trata mal aquello que nosotros valoramos. La rabia busca defender lo que amamos. Por su parte, la tristeza aparece cuando hemos tenido una desilusión o una pérdida, y su mayor propósito es reparar aquello que perdimos.
No se deben evitar las emociones que aparecen en el duelo, ya que todas ellas nos dicen algo. Si sentimos tristeza, quiere decir que todavía nos queda un camino de reparación que transitar y, si sentimos ira, es porque necesitamos defender aquello que valoramos. En la medida que escuchemos las emociones, descubramos de donde provienen y el por qué aparecen, comenzaremos a avanzar en el duelo.
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Somos seres sociales y emocionales, por lo tanto, estamos capacitados para expresar y sentir una gran variedad de emociones. Estas no se pueden eliminar ni esconder por mucho tiempo, ya que omitirlas tiene un impacto negativo en nuestra propia mente y conducta.
El cine nos invita a escuchar nuestras emociones
Uno de los grandes ejemplos lo encontramos en la película Intensamente de Disney. La protagonista, Riley de 11 años, tiene que abandonar su pueblo natal para mudarse a una gran ciudad, a la cual no quiere ir. Ella está viviendo un duelo por dejar a sus amigos, su hogar y todo aquello que conocía.
Durante la película nos adentramos en la mente de Riley y sus cinco emociones básicas: tristeza, temor, desagrado, furia y alegría. Al predominar la tristeza en su duelo, comienza a tener conductas vinculadas al enojo, como la huida de su hogar. Sin embargo, lo que la pequeña necesitaba era a tristeza, para así conversar con sus padres el dolor que le producía irse, poder reparar la relación con sus padres y reconciliarse.
Es así como cada emoción, tal cual lo vive Riley, tiene una función. La tristeza tiene por fin reparar y reconciliar, descubrir memorias felices y movilizarnos a buscar contención. De este modo, debemos permitirnos sentir cada emoción que venga a nosotros en el duelo, para poder elaborar nuestra pérdida y encontrar la manera de conectarnos con nuestros seres queridos de un modo distinto al físico.
Por María Ignacia Sandoval, psicóloga de Contigo en el Recuerdo.