Cuando vivimos un duelo tras la pérdida de un ser querido, experimentamos un torbellino de emociones. Incluso algunas pueden sentirse intensamente al igual que cuando atravesamos por un trastorno de salud. Por eso, es común que nos preguntemos: ¿estamos viviendo un duelo o una depresión?
Diferencia entre duelo y depresión
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“En el duelo la tristeza y la pena se presentan frente al recuerdo del ser querido fallecido y su intensidad va disminuyendo a lo largo del tiempo”, explica el psicólogo Jaime Villalobos.
Por otro lado, la depresión es continua y no se asocia a pensamientos o preocupaciones específicas. “Además, en el duelo la autoestima probablemente se conserva, mientras que en la depresión hay un autodesprecio”, agrega.
Afrontar el duelo de la mejor manera
“Un cambio en la rutina puede influir en un desequilibrio del sistema nervioso autónomo y, por ende, originar problemas como insomnio, poco apetito, fatiga, anhedonia, angustia y/o irritabilidad”, comenta el especialista.
Por esta razón, es muy importante que durante este proceso mantengamos rutinas de autocuidado para evitar que la vivencia del duelo se convierta en una psicopatología.
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Durante el duelo se pueden dar dos actitudes que dificultan este proceso: sumergirse en la situación de pérdida y no integrarla, o adoptar una actitud ejecutiva, sin capacidad de conexión emocional.
“En el primer caso se puede planificar una rutina con horarios de reflexión para elaborar un relato que apoye la vivencia emocional. Mientras que en el segundo, se deben buscar espacios de tranquilidad para aceptar la pérdida”, recomienda.
A partir de esto podremos elaborar nuestro duelo y resignificar el vínculo con la persona fallecida. Sin embargo, si sientes que lo necesitas, puedes buscar ayuda profesional.