Te invitamos a reflexionar sobre un nuevo año, sobre todo en duelo.
Cuando está empezando un nuevo año, solemos sentir la presión de que todo tiene que estar solucionado, de dejar todo lo malo en el año anterior y partir esta nueva etapa, este lienzo en blanco, de la mejor manera posible. Últimamente se han hecho muy virales en redes sociales todas estas formas de terminar bien tu año para poder decretar o manifestar que el año que venga sea tal como nosotros queremos que pase…
Pero la vida es impredecible. Lamentablemente hay un montón de cosas externas que no están bajo nuestro control y esas cosas provocan que toda esta organización se vaya diluyendo.
¿Qué pasa si murió una persona que yo quiero justo antes de que se acabe el año? ¿Cómo puedo organizar un nuevo año si estoy en duelo? La respuesta puede sonar burda, pero no es necesario que esté todo organizado, no es necesario tener todo planificado. La vida nos presenta situaciones para las que no estamos preparados y es normal que sintamos que no podemos con todo.
Lo que sí es necesario es darse un tiempo para nosotros mismos, para conectar con nuestras emociones y entender que nos hace sentido. ¿Realmente es urgente o puede esperar a que me sienta mejor?
Cuando uno experimenta situaciones que impactan en el diario vivir, en la forma de pensar, en nuestras creencias, es de suma importancia darnos un tiempo para integrar esto en nuestra vida, en especial si es una pérdida. Entender la ausencia de alguien es complejo, por lo que, si nos deja la vida patas para arriba, si es que no alcanzamos a dejar todo organizado, si ocurren cambios de planes, es bueno permitirse esos tiempos de espera, de no apurarse ni presionarse a lograr o concretar algo de lo que teníamos expectativas previas al fallecimiento de esta persona.
Existen veces que uno tiene muchas cosas planificadas, ya sean viajes, casamiento, tener hijos, comprar una casa… sin embargo, ocurren cosas que nos hacen detener el plan. Está bien frenar. Está bien sentir que uno no tiene ganas de seguir con ciertos planes por el momento. Está bien que haya cosas que entendamos que podemos dejar para “mañana”. Y eso es parte de cuidarse, de ser honestos con nosotros mismos. Para lo anterior sirve preguntarse ¿me siento capaz de hacer esto ahora? ¿Tengo ganas de hacer esto ahora o solo me siento presionado/a? ¿Qué es lo peor que puede pasar si movemos esto para más adelante?
Baraja las opciones y cuídate. Vivir un duelo no es algo sencillo y puede ser como un balde de agua fría. Recuerda que todos necesitamos tiempo para sanar y que el camino no tiene por qué ser lineal. Date tiempo para ti. Poner en pausa las cosas no significa que nunca les vayas a poner play de nuevo.
Escrito por Josefina Lattus, psicóloga colaboradora.