Vivir el duelo de un ser querido es un proceso natural. Por más que la muerte sea una verdad que conocemos todos, enfrentar el fallecimiento de un ser querido desencadena distintas emociones que muchas veces no sabemos cómo afrontar.
La rabia, el enojo, el miedo, la soledad y la frustración, son características de este proceso luego de la pérdida de un ser querido.
Sin embargo estas emociones no debiesen ser concebidas como algo malo o dañino. Debemos comprender que aparecen en nosotros por una razón.
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Transformación y bienestar de emociones
Lo importante es comprender que no podemos dejar de sentir dolor si estamos constantemente evitando conectar con él.
La única manera de poder transformar ese profundo dolor que sentimos, es dejando de huir y atreviéndonos a conectar con él, a sentirlo, a verlo y a explorarlo por más difícil que parezca.
Esto nos permite expresar a través de nuestras emociones todo aquello que necesitamos liberar, como por ejemplo la pena, el enojo y la frustración.
Es imprescindible que una persona en duelo encuentre maneras saludables de poder expresar su emocionalidad, ya sea llorando, escribiendo, cantando, pegándole a un cojín, pintando o moviendo su cuerpo.
Por Ignacia González, psicóloga.
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