En la actualidad, el covid-19 no es una temática desconocida para las personas. Ha pasado más de un año desde su aparición, y este virus ha traído un sin número de muerte consecuencias en la población mundial.

En nuestros días, el tema de la muerte ha entrado en las casas, lo que nos ha hecho meditar sobre nuestra propia mortalidad y la de nuestros seres queridos.

Es por eso que es normal preguntarse: ¿cómo ha cambiado la percepción de la muerte, tras la pandemia del covid-19?

La actual pandemia ha traído dejado inmensurable fallecidos, y eso ha generado que la muerte esté presente en la consciencia de todos. En este sentido, se podría afirmar que el covid-19 ha generado que la muerte sea parte de nuestros pensamientos y reflexiones, y que nos hayamos dado cuenta de la mortalidad de nuestras vidas y la de los cercanos.

Pero, esto no es del todo malo e inclusive podría llegar a traer algunos beneficios a nuestra propia existencia, y a la forma de interactuar con los otros.

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Ser conscientes de la propia muerte es algo que los antiguos estoicos consideraban fundamental, pues cuando asimilamos nuestra mortalidad entendemos la importancia de nuestras acciones diarias.

En este sentido, tomar consciencia de ella nos ayuda a valorar más nuestros tiempos y por lo mismo, a destinarlos de mejor manera.

Además, el ser conscientes de la mortalidad de los otros nos impulsa a aprovechar mejor cada momento con nuestros seres queridos, nos invita a abrazarlos, a disfrutarlos a cada instante, y a generar nuevos recuerdos junto a ellos.

Y por último, el ser conscientes de la muerte nos invita a ser más empáticos con todos aquellos que han pasado por el proceso de duelo, nos ayuda a ponernos en los zapatos de los otros, intentar comprenderlos en lugar de juzgarlos, y validar sus emociones en lugar de intentar brindarles respuestas.

En este sentido, esperamos que tras los eventos ocurridos por el covid-19, las personas se vuelvan más conscientes de su propia mortalidad y, por ende, logren entender y comprender el duelo de los otros, facilitando la mejoría de los demás y ayudando así a que en un futuro su propio proceso se vuelva más ameno.

Por Raimundo Hansen, psicólogo.

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