Contarle a los niños y niñas sobre la muerte de un ser querido, es muchas veces una tarea difícil para los adultos, porque no quieren que sufran y menos verlos mal.
Ante esta situación, puede que no sepamos qué decir ni cómo hacerlo. Por eso, muchas veces las personas prefieren ocultar esta información y no hacer partícipes a los pequeños de este momento.
Sin embargo, los expertos recomiendan hablar sobre la muerte con los niños, para integrarlos en el proceso, permitirles que puedan expresar sus sentimientos y desarrollar su duelo.
“Ellos son más comprensivos de lo que uno puede llegar a pensar. La muerte es algo natural e inevitable, es un hecho importante y por eso es relevante conversar con los más pequeños”, explica María José Bononato, psicóloga colaboradora de Contigo en el Recuerdo.
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De acuerdo con la profesional, dilatar el diálogo en torno a la muerte puede incluso ser contraproducente y hacerlos sentir solos e incomprendidos.
Por lo mismo, la responsabilidad de los adultos radica en guiarlos lo mejor posible para que vivan un proceso tranquilo, lleno de amor y entendimiento.
La noticia del fallecimiento
Puede que los más pequeños lo vivan de forma distinta, lo que te hará pensar que no entienden lo que sucede, o que quizás no les afecta tanto. Pero ellos también extrañan y sienten la pérdida de su ser querido, especialmente si es cercano.
Por eso, el diálogo con ellos debe ser claro, aunque sea poco a poco. “No hace daño ser más directos y hablar sobre la muerte propiamente tal, pero también es importante no perder el tacto”, explica María José.
Dependiendo de la edad del niño o niña, el mensaje puede ser más o menos concreto. Por eso, asegura la experta, con los menores de doce años se deben evitar los eufemismos.
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“Es importante además hacerles entender que la muerte viene aparejada de causas físicas, y explicarles cuáles han sido, para evitar confusiones o culpabilidad”, profundiza la psicóloga.
Ahora bien, otra pregunta que hay que considerar a la hora de hablar con ellos es: ¿cuándo es el momento indicado?
El instante para conversar
En esa materia, si se trata del fallecimiento de una persona cercana, lo recomendado es no esperar demasiado y que sea un adulto de confianza quien le cuente.
¿Por qué hacerlo de esta forma? María José Bononato detalla que esto generará un espacio íntimo y de tranquilidad, donde el niño se sentirá cómodo para hablar y responder dudas.
Eso sí, repara en que “no necesariamente se van a dar todos los detalles del fallecimiento, estos se pueden ir dando gradualmente. Lo importante es no aislarlo”.
En relación con este último tema, la profesional del Contigo en el Recuerdo valora que a los niños y niñas se les haga partícipes de ritos y ceremonias que se compartan en familia.
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“Situaciones como estas nos permiten replantearnos nuestras relaciones, el cómo nos acercamos a nosotros mismos y cómo recordamos a nuestro familiar o amigo fallecido”, puntualiza.
En definitiva, si los cuidadores se atreven a hablar de la muerte con los niños, los hacen partícipes y los contienen durante este proceso, esto podría marcar una gran diferencia. De esta manera, el menor generará herramientas que lo ayudarán a enfrentar estas situaciones en un futuro.