Vivimos en un mundo rápido, turbulento y lleno de responsabilidades. Donde existen reglas y límites que definen nuestro actuar, al punto de establecerse normas que nos indican cómo ser y qué debemos hacer. Lo anterior es lo que llamamos costumbres, y no hay aspecto de la vida que esté libre de esta situación. Dominan gran parte de lo que vivimos y somos, al punto de imponer aquello que debiesen pasarnos y nuestras reacciones ante ellas. La mayoría del tiempo esto se da con bastante naturalidad, pero ¿qué sucede ante el fallecimiento de un ser querido?
Vivir el duelo
Cuando hablamos de duelo solemos referirnos a la partida de un ser amado o cercano. Pero esta palabra también se puede usar para dar cuenta de cualquier proceso vinculado a una pérdida, ya sea el fin de una relación importante, el despido de un trabajo o incluso un cambio de casa.
Hay duelos que son más significativos que otros. Y ello dependerá de varios factores como su relevancia, su gravedad, o nuestra historia de vida.
¿Qué debería esperar al vivir un duelo?
El duelo consta de cinco dimensiones, aunque estas pueden no darse siempre en el mismo orden o completas. Estas son la negación, ira, negociación, tristeza y aceptación. Se caracterizan por estar teñidas de ciertas emociones y acciones, además de no tener un inicio o un fin claro. Algunas pueden durar mucho más que otras, y la intensidad de estas va a depender de varios factores, siendo el más importante el apoyo del entorno de cada persona.
Una de las características más usuales del duelo es la sensación de exasperación ante la propia emoción y experiencia, siendo muy común las preguntas “¿cuándo voy a dejar de sentirme así?, o ¿cómo hago para que se me pase más rápido?”. Ante esto surge una idea esencial que ayuda a comprender el duelo, y es que se requiere tiempo para sobrellevarlo. ¡Qué importante es respetar el tiempo que necesitamos para vivir nuestro dolor y qué difícil parece eso en este mundo acelerado! Es sorprendente como, en la mayoría de los casos, al hacer el primer paso de aceptarse a uno mismo como un ser que sufre y permitirse el espacio para sufrir, la angustia inicial disminuye considerablemente.
¿Cuándo es recomendable consultar?
Siempre es bueno pedir ayuda, incluso cuando se tiene la sensación de que el sufrimiento no ha llegado a un punto intolerable, pero se teme alcanzar ese momento. Una evaluación profesional puede ayudar a comprender mejor la situación, en qué etapa se encuentra y considerar la calidad del apoyo y contención que requiere para este proceso.
También se considera una consulta por duelo si, ya pasado más de un año o dos, la persona siente que no ha logrado “dar vuelta la página” ante el fallecimiento de un ser querido, lo cual en casos más graves puede dar cuenta de un duelo patológico que requiere ayuda de un equipo de especialistas en salud mental.
Consideraciones finales
Es importante reiterar que cada persona es única y tiene una forma de vivir el dolor diferente de los demás. Por ende, puede pasar que cada uno de nosotros sobrelleve el proceso de duelo de manera individual, distinto a lo que él o ella esperaba que fuese o al de sus cercanos, lo que en la mayoría de las ocasiones estará dentro de lo normal.
Además, siempre es beneficioso pedir la ayuda de un experto al sentirse en un estado de sufrimiento y confusión, para así poder tener una guía adecuada que se ajuste a nuestras necesidades.
Fuente: Chilepsicólogos.cl