Una gran duda que surge entre los familiares y amigos de un doliente tiene que ver con la relación que se mantendrá con las pertenencias del fallecido. Hay quienes se inquietan al ver que esos objetos siguen por mucho tiempo en la casa, o por el contrario, que son regalados tempranamente, tras pasar solo unos días desde el fallecimiento.
A las personas nos gusta guardar objetos significativos de nuestros seres queridos. Lo anterior, debido a que estas pertenencias nos traen recuerdos de esa relación importante que tuvimos, nos hace rememorar alguna experiencia, porque representa su personalidad y también lo identifica, entre otras razones. Y ciertamente tener estos artículos personales te puede ayudar a sentir que todavía tienes una relación con quien ha partido.
Si las pertenencias te ayudan a recordar y a expresar tu añoranza, están siendo útiles para el proceso de elaboración del duelo, y eso es muy positivo. Los objetos transicionales, como se les denominan, son un apoyo a los dolientes y les permiten transitar a una nueva vida sin el fallecido, de forma más sencilla.
Sin embargo, si estos objetos están siendo usados para negar la realidad que implica la pérdida, y se mantienen intactos pensando que el fallecido algún día volverá, será perjudicial para el proceso de aceptación de lo ocurrido al negar la realidad, lo cual no permite avanzar. A esto se le llama momificación, y puede entorpecer la elaboración del duelo.
En este contexto, es importante mencionar que la forma en que se utilizan los objetos será decisiva para saber si la presencia de estos está aportando a la elaboración del duelo, o si, por el contrario, lo está haciendo más complejo.
No hay una forma única de conservar los objetos y sobrellevar la pérdida, por lo que sí es bueno para una persona puede no serlo para otra. De igual forma, no es adecuado desprenderse de todos los artículos rápidamente, pensando que eso servirá para olvidar o hará que el fallecimiento duela menos, ya que es muy probable terminar arrepintiéndose de ello después de un tiempo. Pero tampoco es buena idea hacer como si nada hubiese sucedido.
Espera el tiempo que estimes pertinente para desprenderte progresivamente de sus cosas. Toma conciencia de eso tan importante que ese objeto te provoca, y cuando estés preparado, decide qué quieres guardar y qué no. Algunas personas de tu entorno agradecerán el poder tener un objeto de recuerdo, por lo que piensa también en ellas.