Todos, independiente de la vereda por la que transitemos, hemos enfrentado el difícil momento de decir algo a quien está enfrentando una pérdida, o ser quienes escuchamos una palabra de aliento cuando estamos viviendo un duelo.
Y seamos justos, hay que reconocer que no es fácil saber qué decir. No es una habilidad con la que nacemos ni una que nos enseñen. En general nuestra sociedad evita hablar sobre la muerte y el duelo. Muchos de nosotros hemos tenido poca experiencia lidiando con personas que sufren un dolor emocional apabullante, así que no siempre somos capaces de darnos cuenta cuándo causamos más daño que beneficio.
Es por ello que, con el fin único de ser un aporte en este proceso, a continuación, compartimos algunos lineamientos formulados gracias las personas que han sufrido una pérdida:
Regla 1: No se trata de ti
Es posible que haya muchos amigos y conocidos que quieran hablar de cómo la pérdida también les afecta a ellos. O, por ejemplo, habrá personas que querrán compartir sus propias historias de duelo, porque piensan que de esa forma el doliente sentirá que es comprendido. Este es un error, por lo que se recomiendo enfocar toda la atención y la energía en quien está sufriendo una pérdida.
Ann Weber, psicóloga social que se especializa en fallecimientos y duelos, ha identificado otro lugar común lleno de buenas intenciones, pero de cualquier manera frustrante: “Dime si necesitas algo”. “Ese ofrecimiento parece ser una promesa inofensiva”, escribió Weber, “pero con frecuencia es solo una salida, una manera de escaparse luego del servicio o la llamada para dar el pésame. Además, le deja la carga al deudo de tener que pedir ayuda”.
Regla 2: No hay un lado bueno
Quizás quien está despidiendo a un ser querido escuche comentarios que buscan tranquilizarlo o ponerle de buen humor. En principio, es un gesto amable. En la práctica es algo que nunca se agradece. Cuando pierdes a alguien que quieres, te encuentras desprotegido en un lugar oscuro. Nada de lo que digan te va a alegrar y menos los comentarios que inician con la frase “al menos”.
“Al menos ya no está sufriendo”, “al menos tienes otros hijos”, “al menos ya no tendrás que preocuparte por él/ella”, son frases un tanto desafortunadas. Con ellas, inconscientemente, se está obligando a las personas a ver el lado positivo cuando se sienten devastados. Por eso, la sugerencia es solo a reconocer que la situación en la que el otro está es muy difícil, y validar sus sentimientos.
Además, hacer chistes es difícil incluso en óptimas circunstancias; cuando alguien se encuentra en un suplicio emocional, puede ser sumamente incómodo.
Regla 3: Cuidado con la religión
Compartir tus creencias sobre Dios y el cielo con una persona que no es religiosa también puede no ser bien recibido. Si el doliente no piensa como tú, es probable que además de insensible seas hiriente.
Si no estás seguro de que el deudo comparte tu fe, es mejor no hacer comentarios como: “ahora está en un mejor lugar”, “era el plan de Dios”, “Dios lo quería con él en el cielo” o “algún día lo volverás a ver”.
Regla 4: Deja que sientan lo que quieran
Un último consejo: no le digas a alguien que está de duelo cómo debe sentirse. Tal vez quieran sentirse vulnerables. Quizá necesitan llorar muchos días sin parar, por lo que no es recomendable decir cosas como: “sé fuerte” o “resiste”.
De hecho, hay frases muy útiles que puedes decir como por ejemplo “lo que sea que estés sintiendo, y cuando sea que lo sientas, está bien”.
Fuente: The New York Times