El duelo de las víctimas de una catástrofe natural

Cada cierto tiempo tienen lugar en nuestro planeta catástrofes naturales y climáticas como terremotos, tifones o huracanes que afectan a diversos países, como es el caso de Chile, dejando a personas fallecidas y gran destrucción a su paso. Lo anterior, nos hace reflexionar sobre las consecuencias psicológicas que tiene una tragedia como ésta en las familias.

Como ha ocurrido en nuestro país, la ciudadanía luego de una catástrofe natural, debe hacer frente a numerosas pérdidas en un corto periodo de tiempo: pérdidas personales, daños materiales, destrozos en el entorno, etc. Al dolor de esta vivencia, también se suman intensas emociones como el miedo, conmoción, sensación de peligro o desorientación.

Cómo reaccionan las víctimas de una catástrofe

Expertos aseguran que debemos ser sensibles a las diversas respuestas individuales que se producen ante un acontecimiento de estas características. También alertan sobre la existencia de muchos mitos en torno a cómo responde una persona a un evento de esta magnitud.

Lo que se ha demostrado en investigaciones, entre otras conclusiones, es que el duelo no sigue pautas ordenadas en fases, que la respuesta de una persona frente a la tragedia no es predecible, y que no es necesaria la angustia para poder afrontarlo. Los estudios concluyen de manera firme que no existe ninguna manera concreta de sobrellevar una tragedia provocada por un terremoto, un tsunami o un huracán.

El duelo tras una catástrofe natural

Ante una catástrofe natural, el proceso de duelo se desarrolla en dos niveles:

– El nivel comunitario, es decir, el de toda la sociedad que ha resultado afectada.

– El nivel particular o individual, que corresponde a cada una de las personas que enfrenta este hecho.

La manera en que la comunidad gestione este proceso va a incidir directamente en el duelo individual de cada afectado.

Factores que ayudan a superar el duelo

Existen una serie de factores que, si se dan en una sociedad afectada por una catástrofe, van a promover la resiliencia (es decir, la capacidad de sobreponerse a la adversidad) de las personas afectadas. Estos factores son:

La confianza en las autoridades: Es decir, la confianza que tiene la población en la capacidad de las autoridades para gestionar adecuadamente la tragedia.

El apoyo comunitario preexistente: Se refiere a que, si antes de la catástrofe existían lazos o redes de apoyo y unión en la comunidad, como por ejemplo, asociaciones vecinales.

La solidaridad en la comunidad: Tiene que ver con la forma en que los miembros de la sociedad se prestan ayuda unos a otros, es decir, si se trata de comunidades más colectivistas que individualistas, etc.

La empatía, que es la capacidad de ponernos en el lugar del otro, nos permite acercarnos a lo que un sobreviviente de un acontecimiento así puede estar enfrentando. Esta capacidad del ser humano es la que despierta nuestra solidaridad, la que nos lleva a apoyar a quien sufre o se encuentra indefenso, y la que ahora nos invita a conmovernos, a aportar nuestro granito de arena o a sentirnos emocionalmente cerca de las miles de personas que están sufriendo a tantos kilómetros de distancia.

 

Fuente: FundaciónMLC.org

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