La fase previa al fallecimiento de un ser querido deja una profunda huella en el recuerdo de toda la familia, y será un tema recurrente a la hora de elaborar el duelo. Por eso, es importante hacer un adecuado seguimiento de la persona enferma y su entorno más cercano durante este periodo.
Lo anterior se recomienda, debido a que durante esta fase será muy importante cuidar y generar instancias adecuadas de despedida entre la persona enferma y sus seres queridos. En este sentido, algunas estrategias de intervención previas al fallecimiento que ayudarán a facilitar el proceso de duelo son:
– Asegurar un buen cuidado médico y emocional del paciente y proporcionar un adecuado tratamiento paliativo de la enfermedad, para que la dolencia sea lo más tolerable posible. Esto además de beneficiar a la persona enferma, evitará que en los deudos el sufrimiento de su ser querido no sea motivo de ira o rabia que perturbe el proceso de duelo.
– Favorecer la comunicación entre los futuros dolientes para que se ofrezcan apoyo mutuo, y puedan arreglar el mayor número de asuntos pendientes con el paciente. La tranquilidad de haberse despedido, y haber conversado los temas que se consideraban más importantes, es vital para quien enfrenta el fallecimiento de un ser querido.
– Animar a la familia a organizarse y participar activamente en el cuidado y en la expresión de afecto hacia el paciente. De este modo se observará un beneficio directo e inmediato en la persona enferma, quien recibe con satisfacción dicha ayuda y apoyo, y también en el círculo más cercano. Esto últimos corren menos riesgo de enfrentar resignación emocional y, tras el fallecimiento, experimentarán un duelo con mayor serenidad debido a una menor carga de sentimientos de culpa.
– Promover, sin forzar o imponer, que se sigan ciertas actividades rituales tras el fallecimiento del ser querido, ya que es ahí donde se crea un espacio en el que socialmente está permitido expresar de manera abierta el llanto y otras muestras de dolor y de despedida, que facilitan la elaboración del duelo y la aceptación de la muerte.
– Permitir exponer las emociones negativas que hayan podido surgir a lo largo del proceso de la enfermedad con el personal médico, otros familiares, amigos, etc.
– Identificar las necesidades, dificultades, preocupaciones y miedos de la familia para trabajarlos o suavizarlos mediante la información, aclarando dudas, reestructurando las distorsiones cognitivas, etc.
– Evaluar los recursos de la familia y potenciarlos para aumentar la sensación de control sobre la situación.
– Proporcionar información a la familia que facilite el afrontamiento de situaciones difíciles y prevenga posibles bloqueos.
En el caso de los niños…
– No apartar a los niños de la situación planteada. Acompañarlos en el duelo no significa apartarle de la realidad que están viviendo, con el pretexto de ahorrarle sufrimientos. Las personas mayores intentan evitar la tristeza en los más pequeños y en los adolescentes, a través de conductas sobreprotectoras que dificultan la resolución adecuada del duelo. Sería conveniente involucrarlos de alguna manera en los cuidados del enfermo (estar encargados, por ejemplo, de que al paciente no le falten pañuelos ni agua y llevarles las zapatillas). Cada uno de los miembros de la familia debe tener un papel y puede ser necesario ayudar a los menores a encontrarlo.
– Es importante que los niños y adolescentes puedan despedirse de sus personas queridas si así lo desean, sobre todo cuando el enfermo mantiene la consciencia. La muerte se convierte de esta manera en algo real y les será más fácil hacerse a la idea de que la persona querida se ha ido. Es bueno que el menor lleve al paciente dibujos o cualquier otro tipo de regalo personal, ya que los buenos recuerdos contribuyen mucho a suavizar el dolor por la pérdida.
– Conviene informar a los niños de lo que está sucediendo de la manera más simple y natural, lo antes posible, y para ello debe buscarse el lugar y el momento oportuno. Explicar de la forma más sencilla en qué consiste la muerte para irlo preparando.
Fuente: Duelo en Oncología, Sociedad Española de Oncología Médica.