Recibimos un bombardeo importante de contenido, especialmente en redes sociales, donde se muestran imágenes de personas en actitud “zen”. Cuando hablo de este tipo de actitud, es para referirme a imágenes de personas en la playa, en la soledad de su ser, mirando al horizonte, personas practicando yoga de cabeza, con mucha naturalidad, personas que sonríen de una forma que nos hace pensar que nunca dejan de hacerlo… ¿y dónde queda la vida diaria con altos y bajos, con problemas y alegrías?, ¿la realidad?
Lo cierto es que el riesgo de los programas donde promovemos el bienestar y la salud mental de las personas, radica en llegar a mostrar imágenes o mensajes que poco tienen que ver con la realidad, como todos sabemos que es. El mayor riesgo es que lleguemos a idealizar este tipo de personas o esta forma de vida, pero como pasa con todo lo que idealizamos, se genera una distancia entre aquello y nosotros. Esto nos lleva a verlo como “algo bonito”, pero sentimos que nunca llegaremos ahí.
Escribo esto porque el último tiempo, a través de las distintas plataformas de este programa, he estado promoviendo una actitud reflexiva y de silencio, un viaje interior, una búsqueda de nuevos horizontes en lo personal, desde el silencio y la escucha intencionada. Es probable que la práctica de esto nos haga sentir un poco cerca de esa actitud “zen”, y es fantástico que así sea. Sin embargo, les propongo un alto en el camino para conectarnos, ya no de afuera hacia dentro, sino salir desde nuestro interior hacia el exterior, en búsqueda de aquello que nos conecta de forma positiva con nuestra realidad y nuestro entorno. Algo así como una apología de lo que hemos estado viviendo este último tiempo. Iremos avanzando desde el encierro al desconfinamiento, al encuentro (siempre cuidando la distancia), a la primavera, que es una época de renovación.
Por supuesto, la forma como cada uno lo experimenta, es algo personal. Pero con el fin de acompañarlos en este proceso desde la música, he creado una nueva lista que se llama “conectar__3” y que justamente, tiene como objetivo ayudarnos a conectar también desde dentro hacia fuera, con lo bueno, lo bello y lo verdadero. Un viaje hacia la búsqueda de la luz en el exterior, quizás más que nunca, en un sentido muy literal.
Por Francisca Fernández, psicóloga.