El día a día de cada uno de nosotros está lleno de desafíos y distintas acciones que, de alguna u otra forma, se resuelven con cierta comodidad y no generan mayores problemas. Sin embargo, hay ocasiones en las cuales ocurren cosas fuera de lo común, que hacen que las personas reaccionen también de forma particular.
Ocurre así con las situaciones de emergencia y/o amenaza. Estos son eventos extraordinarios -de origen natural o provocados por el hombre- cuya ocurrencia impacta en la gente y cuya reacción más natural es el estrés.
¿Qué es el estrés?
El estrés en estas situaciones es una respuesta del cuerpo para sobrevivir ante una amenaza de peligro, y mantenernos activos para volver a la normalidad lo antes posible. Aunque no lo parezca, este es esencial y genera un estado de alerta que nos permite estar más despiertos, pensar más rápido y actuar de forma directa.
A la larga, eso sí, si la amenaza permanece veremos que este estado de alerta perderá su eficacia y provocará difusión del pensamiento y de la acción, e incluso miedo e incertidumbre.
¿Cómo controlar el estrés en el tiempo?
Exista o no, el estrés es un estado que tarde o temprano llegará en momentos de máxima tensión y el cual debemos saber controlar. En general, los expertos llaman a la calma y a lograr centrarse en el objetivo (cuidarse y cuidar a otros, por ejemplo). Es por ello que entregamos algunos consejos que sirven mucho para manejar el estrés:
– Comer, beber y descansar con regularidad es importante para controlar momentos de tensión. Mientras más atentos estemos a nuestras necesidades, más eficaces seremos.
– Aunque cueste, hay que intentar no pensar en problemas emocionales al descansar. Desconectarse para volver a la acción ayuda y las pausas emocionales resultan ser un revulsivo para lo que viene.
– Si es que las emociones llegan, también hay que saber manejarlas. En el caso de las negativas, se recomienda expresarlas hablando de ellas (para no “explotar” en gritos y enojo), mientras que para las positivas el consejo es expresarlas hacia los demás o hacia el futuro, con mensajes de esperanza.
– Uno de los temores más comunes es la desesperación. Para manejarlo, la recomendación general es centrarse en el problema y anotar (mental o físicamente) lo que se puede o no hacer. Si esto no resulta fructífero, podemos poner una “pausa” a lo que estamos haciendo y darnos un par de minutos para planear qué hacer.
Más allá de estos consejos lo importante es saber que, aunque las situaciones de emergencia ocurren, no siempre la persona estará preparada. Por eso, el bloqueo mental es un sentimiento natural y es en esos casos donde podemos requerir la ayuda de una persona que esté cerca de nosotros al momento de la emergencia -un familiar, un amigo o incluso un profesional de la psicología- para que nos apoye y ayude a actuar.
Fuente: Vitalpsicologia.es