Cuando una persona enfrenta el fallecimiento de un ser querido, comienza a vivir un proceso que afectará inevitablemente los distintos aspectos de su vida. Es por ello que, se hace necesario estar alerta a los cambios físicos y emocionales que se vivenciarán, ya que de esta forma el doliente podrá hacerle frente a estas alteraciones, de una manera segura y saludable.
En este contexto, a continuación sugerimos algunos consejos para cuidar de ti mismo, de acuerdo a cada una de las dimensiones propias de la vida.
Dimensión física:
– Desacelera tu ritmo de vida.
– Programa tu agenda con tiempo para ti y para los demás.
– Haz algo de ejercicio regularmente.
– Intenta dormir adecuadamente.
– Mantente en contacto con la naturaleza.
Dimensión emocional – relacional:
– Haz una lista de amigos de emergencias.
– Habla con tus compañeros de trabajo de lo sucedido.
– Dedica un tiempo a estar solo/a.
– No descuides tus relaciones interpersonales.
– Pide ayuda si te sientes abandonado.
– Busca un grupo de apoyo.
– Crea un espacio de recuerdo en tu hogar.
Dimensión intelectual – mental:
– Evita todo aquello que contamine tu mente.
– Haz una lista de objetivos a corto plazo.
– No tomes decisiones importantes.
– Decide qué objetos de recuerdo quieres guardar.
– Lee sobre pérdidas y duelos.
– Haz una lista sobre cosas positivas de tu vida.
Dimensión existencial – espiritual:
– Busca cosas que te nutran espiritualmente.
– Haz actividades creativas: artes, música, escritura…
– Haz algún ritual que te ayude a expresar tus esperanzas.
– Crea un espacio sagrado en tu hogar.
Fuente: Instituto IPIR, duelo y pérdidas.