Aniversario de fallecimiento, una oportunidad de reparación

Cuando ocurre una partida inesperada, o no se ha conversado abiertamente sobre cómo preparar la despedida de un ser querido, es posible que el funeral no se realice como se esperaba o de la forma en que fue idealizado. Lo anterior se debe a que los fallecimientos generan tantas emociones juntas, que las personas no siempre tienen la oportunidad de organizar una ceremonia como a ellos les hubiese gustado.

Es así como el funeral se vivirá desde la improvisación, dejando una sensación amarga en el entorno más cercano del fallecido, al haber experimentado una despedida que no cumplió con las expectativas que la familia tenía. En ocasiones incluso, lo anterior genera mucha rabia y tristeza en los dolientes, porque sienten que no se hizo lo que se debía, no asistieron quienes se esperaba, no se dijo lo que se tenía pensado, entre otras acciones propias de una instancia como esta.

En general, es importante tener en cuenta que siempre las cosas podrían haberse hecho de manera diferente, pero lo peor que se puede hacer es lamentarse al respecto. Además, las personas tienden a pensar que perdieron su única oportunidad de despedirse como corresponde de ese ser querido, sin embargo, esto no necesariamente debe ser visto de esa forma, ya que siempre hay más oportunidades de homenajear a ese ser querido que ya partió.

Es así como los aniversarios de fallecimiento son una excelente oportunidad de reparar el dolor que pudo haber generado un funeral que no estuvo a la altura de las expectativas. En este caso, se sugiere poder planificar con tiempo la ceremonia conmemorativa, permitiendo manejar de mejor forma las circunstancias y posibilitando prepararse emocionalmente para recordar momentos duros. Esto permitirá que los integrantes de la familia valoren los vínculos por sobre los conflictos en una instancia tan importante como es este momento.

Recordemos que cuando se acerca una fecha conmemorativa se reactivan todas las emociones asociadas a la pérdida, por lo que resulta muy sanador utilizar esa energía en la planificación de una instancia que pueda aportar algo de alivio a los dolientes. Lo importante es invitar al círculo más cercano a recordar a quien ya partió, teniendo en cuenta que ese ser querido nunca sale de nuestras vidas, y que, a pesar de su fallecimiento, siempre seguirá estando en nuestros corazones.

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