La necesaria trascendencia

Si bien las personas tenemos diferentes tipos de enfrentamientos cuando vivenciamos situaciones dolorosas, y estas vienen dadas por nuestra formación y experiencia al largo de la vida, existen algunos que son más adecuados y beneficiosos que otros.

Nos es difícil entender y aceptar que muchas veces tenemos que gestionar ciertas formas de enfrentar los conflictos, es decir, intencionar y preocuparse de desarrollar una actitud que pueda aportar a sortear el sufrimiento. Ciertamente esto es complejo, debido a que muchas personas reaccionan frente a este planteamiento al sentirse nuevamente vulnerados o víctimas, “perdí a quien más quería, ¿y ahora debo ser yo quien se esfuerce por levantarse?, si yo no quería su muerte”. Esto es tan real como necesario, ya que solo nosotros podemos construir un destino diferente en nuestras vidas.

Y lo anterior si es posible, mientras exista un verdadero compromiso hacia la recuperación. Para lograrlo debemos focalizarnos en vivir en el aquí y en el ahora, más que detenerse a lamentar el pasado que no podemos cambiar o sufrir por lo que está por venir. Todo lo que tenemos es ahora.

Durante el duelo, la culpa del volver a disfrutar sin ese ser querido es lo que nos detiene, ya que genera la sensación de estar olvidando su presencia o traicionando su recuerdo. Sin embrago, es el amor que le profesamos, lo que debe impulsarnos a vivir de una manera más trascendental, de activar la resiliencia y lograr salir más fortalecidos de situaciones que pensamos que nos destruirían.

Es así como hay personas que saben que no sucumbirán ante el temor y la desesperanza, se ven a sí mismas como un corcho que flota en una corriente, disfrutando en ocasiones de una soleada tranquilidad y calma; otras veces atrapadas en sus raudales y, de vez en cuando, hundidas bajo una catarata. Pero al final, sigue siendo el mismo corcho, tal vez un poco maltratado y golpeado por los viajes de la vida; sin embargo, la esencia básica es inalterable, constante y sigue flotando, no se ahoga.

Esta es la posición de trascendencia, la cual significa que puedes ir más allá de la pena y la pérdida y reorganizar tu vida en una forma nueva y significativa. El ser trascendente es confiar en uno mismo para sobrevivir a cualquier situación, desde un desconcierto menor hasta una crisis importante.

También significa que te permites a ti mismo cometer errores, fracasar, ser imperfecto; te brindas la oportunidad de explorar tus sentimientos, buscar la satisfacción a tus necesidades y deseos, pedir lo que quieres de los demás, defenderte cuando sea preciso, amar incondicionalmente, dar, tomar y aprender de tus errores.

Es aprender a no tener el control de la vida, sino a controlarse a si mismo para poder enfrentar el descontrol de la vida.

 

Fuente: “Déjalo ir con amor, la aceptación del duelo”, Dra. en Psicología Nancy O’Connor

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