Este jueves 10 de septiembre se conmemora en todo el mundo el Día Internacional para la Prevención del Suicidio, una jornada promovida por la Organización Mundial de la Salud que busca generar conciencia sobre este tema y que cobra mayor atención en los tiempos actuales en que vivimos, donde el cuidado de la salud mental es clave. Por lo mismo, para los expertos la pregunta es una sola: ¿cómo podemos prevenir el suicidio?
Identificación
Previamente, es importante determinar si existe alguna forma de identificar conductas suicidas. Según la psicóloga Paula Standen, experta colaboradora de Contigo en el Recuerdo, no existe como tal una pista que permita saber si alguien está planeando atentar contra su vida, a menos que sea verbalizado. Agrega que en ese caso es importante saber que “se trata de un asunto totalmente importante que hay que tomar seriamente y con cuidado”.
De todas formas, existen factores de riesgo que es importante observar, porque podrían potenciarse o ser graves de por sí:
– Pérdidas recientes de seres queridos o mascotas.
– Situaciones como ruptura de noviazgo, divorcio de los padres, o que la familia pierda su casa.
– Un trastorno psiquiátrico vinculado a estados de ánimo como la depresión o el estrés.
– Intentos de suicidio anteriores.
– Trastorno de consumo de alcohol y otras sustancias, involucrarse en muchos problemas disciplinarios o en comportamientos de alto riesgo.
– Tener dificultades con su orientación sexual en el sentido de estar en un ambiente que no sea respetuoso o que no acepte dicha orientación.
– Un historial familiar de suicidio o un historial de violencia doméstica, abuso o negligencia infantil.
– La falta de apoyo social.
– Haber sido víctimas de acoso o, de acuerdo a cierta evidencia reciente, haber sido acosadores.
– Tener acceso a productos y/o artículos letales, como armas de fuego y pastillas.
– El estigma asociado a pedir ayuda.
– Las creencias culturales y religiosas de que el suicidio es una manera noble para resolver un dilema personal.
Las recomendaciones
Los especialistas señalan que aún está presente en nuestra sociedad el mito de que el suicidio es un tema que no se debe conversar, ya que puede incidir en las intenciones de las personas vulnerables. Sin embargo, esto no es así y es importante tomar algunas recomendaciones que nos permitirán acercarnos de mejor forma a personas que puedan sufrir esta conducta.
La más inmediata tiene que ver con acercarse directamente a conversar. “Abriendo la pregunta, que deje de ser un tabú la ideación o la planificación suicida, porque eso nos va a decir qué tan inmediata es la ayuda que necesita esa persona”, señala Rocío Faúndez, directora social de la Fundación Todo Mejora, en entrevista con CNN Chile.
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“Es importante contener a esta persona y garantizar que se sienta validada y contenida por sus cercanos, ya sea con su familia como con sus amigos”, dice Paula Standen. Para la profesional, la red de apoyo es clave para bajar los riesgos de que la persona atente contra su vida a través de tres conceptos: validar, acompañar y comprender. Por otro lado, se sugiere evitar hacer la promesa de mantener el secreto de los pensamientos suicidas: “Sé comprensivo, pero explícale a la persona que quizá no puedas mantener la promesa si crees que su vida está en peligro”, agrega.
Pero además hay que hablar con total franqueza. No se trata acá de actuar con dureza, sino todo lo contrario: ser delicados y formular preguntas directas con el único objetivo de que la persona se pueda desahogar, siendo respetuosos con ella y reconociendo sus sentimientos. Ahora bien, ¿qué debemos decir y qué evitar decir? Los especialistas coinciden en que no hay que ser condescendientes y sentenciosos, usando frases como “tienes muchas razones por las que vivir”. En cambio, preguntas como “¿piensas en hacerte daño?” o “¿cómo te puedo ayudar?”, dan la posibilidad de que ese ser querido que sufre se exprese y sienta una genuina preocupación por su estado de salud.
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