Hay que tener en cuenta que vivir el proceso de un duelo es al interior de la familia, puede ser percibido en diferentes maneras en cada integrante de la familia.
En este sentido, se recomienda respetar los procesos de cada persona sin imponer o exigir formas de vivir este proceso. Algunos demorarán menos en aceptar e incorporar la pérdida, mientras que otros necesitarán más tiempo, ambos escenarios están bien.
En este sentido, en familias con niños pequeños podría ocurrir que los adultos del hogar se vean sobrepasados con todas las nuevas funciones que les toca desempeñar. Para evitar esto, es recomendable solicitar apoyo al entorno y también considerar espacios de autocuidado.
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En un principio, podrá parecer algo imposible volver a funcionar todos juntos, pero se debe tener paciencia ya que poco a poco se irá generando un reagrupamiento y una reorganización, que les permitirá sentir que van adaptándose al nuevo panorama.
Emocionalidad durante el proceso del duelo
En este sentido, es importante que se generen instancias comunes en las cuáles todos sientan la comodidad y confianza para expresar lo que sienten, generándose de esta forma una experiencia compartida del dolor y la pena que esta pérdida les está generando.
Finalmente, es importante que exista un reconocimiento compartido de la realidad de la muerte en el sistema familiar. En este sentido, no es recomendable ocultarle la noticia a algún miembro de la familia, independiente de que sean niños pequeños.
Para esto, es importante ser empáticos y claros al comunicar lo sucedido, adecuándonos a las capacidades de cada menor pero sin dejarlo fuera de lo que está pasando.
Por Ignacia González Ibáñez, psicóloga.
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