La muerte de un ser querido es un momento doloroso para la familia. El despedir de este mundo a una persona cercana plantea una serie de desafíos que se deben enfrentar, tanto de forma individual como de manera grupal.
Muchas veces esta muerte resulta más o menos esperada: es el caso de las personas de cierta edad o que padecen una dolencia que va agravándose con el tiempo, que incluso permite prepararnos para ese momento. “La vejez y las enfermedades degenerativas van mermando las capacidades de la persona en diferentes áreas de su vida, por lo que los familiares y amigos que los rodean están más cercanos a la realidad de un posible fallecimiento”, dice Josefa Jáuregui, psicóloga colaboradora de Contigo en el Recuerdo.
Sin embargo, el panorama cambia drásticamente cuando nos vemos enfrentados a una muerte inesperada, sea esta por algún accidente, suicidio o algún desastre natural. ¿Cómo se enfrentan los dolientes a esto y qué podemos hacer para ayudarles?
Las claves
Según los expertos de la psicología, lo primero es tener claro que la llamada “fase traumática” del duelo será más prolongada. Esta traerá síntomas como la negación de la muerte, la incredulidad y el miedo, entre otras dolencias. También es muy probable que aparezca una sensación de culpa, un sentimiento muy común y que va desde no haberle dicho todo a la persona que partió, hasta sentir rabia por haber sobrevivido en vez del fallecido.
Siendo doliente o una persona cercana a quien ha perdido a un ser querido de forma inesperada, ambos se enfrentan a distintas cosas. En el caso del primero, como indica Josefa Jáuregui, “será un un periodo de mucha confusión, shock y dolor, por lo que es importante tomarse el tiempo de digerir la noticia, postergar decisiones muy importantes y recibir ayuda de aquellos que estén en condiciones de realizar los trámites más urgentes”.
Por otro lado, si somos cercanos a un doliente, debemos respetar su espacio entregándole el apoyo necesario sin intentar explicar lo sucedido. De hecho, la recomendación general es estar presente para la persona, brindándole breves mensajes que den cuenta de que estaremos ahí para cuando nos necesite.
Te puede interesar: ¿Cómo acompañar a un niño luego de la pérdida de su hermano o hermana?
El poder de las palabras tras la muerte de un ser querido
Los expertos coinciden en que la comunicación de un fallecimiento por causas inesperadas es un tema particularmente sensible, que incluso afecta a quienes deben dar el mensaje. “En el desarrollo del proceso de duelo tras una muerte inesperada, influye mucho cómo se recibe la noticia.
No es lo mismo recibir la noticia de repente, o por teléfono, o por mensaje, que cara a cara y poco a poco”, dice la psicóloga Pilar Pastor
Su colega Josefa Jáuregui coincide y da una serie de recomendaciones para enfrentar con las palabras el papel de entregar dicha información:
– Asegúrese que la persona esté en un contexto seguro y ojalá donde haya alguien que pueda contenerlo en caso de emergencia.
– Evite a toda costa comunicarlo si la persona está manejando o en movimiento, ya que puede ocurrir un accidente.
– Use palabras que crea que podría entender, ya que la confusión e incredulidad son muy comunes.
– Sea honesto, abierto y directo, utilizando frases que no tengan múltiples significados, y comunique el nombre de la persona.
– Evite palabras como “se nos fue” o “ya no está”. Prefiera frases que esclarezcan de inmediato la situación, como “nos enteramos que falleció en tal lugar en tales circunstancias”.
– Aparecerán muchas preguntas, respóndalas con honestidad en la medida que sepa las respuestas.
– Evite frases que suelen traer más dolor y rabia, como “sé cómo te sientes” o “está en un mejor lugar”.
– No pregunte cómo estás o cómo lo estas manejando a menos que realmente esté interesado.
La psicóloga concluye que “si bien el dolor de la pérdida no podrá disminuir, el momento y la forma en que se comunica una muerte súbita es muy relevante, ya que hecho de forma incorrecta podría traer más dolor y confusión”.
Conoce nuestra comunidad de Instagram Aquí!!!