Disfrutar la vida sin culpa al vivir un duelo

La culpa una emoción difícil de regular, pero es posible trabajarla en nuestro proceso de duelo para disfrutar la vida y seguir adelante.

La culpa es una de las emociones más comunes al momento de vivir la pérdida de un ser querido. Pero también es una de las más difíciles de sobrellevar.

“Nos sirve para estimular la empatía, para promover el perdón, para reparar cuando cometemos errores, para fomentar el autocontrol y más”, dice María Ignacia Sandoval, psicóloga de Contigo en el Recuerdo.

Ahora bien, en medio del duelo a veces nos pasa que sentimos culpa por disfrutar la vida.

¿Eso está bien? Para María Ignacia, más allá de ser “bueno” o “malo” tener culpa es más bien “normal, sobre todo porque el ser querido no podrá disfrutarlo porque ya no está físicamente”.

Ponerle palabras al pensamiento de culpa

Lo primero que hay que entender es que la culpa es un sentimiento que suele aparecer desde lo cognitivo.

Es decir, es más racional que emocional, con pensamientos que a veces no podemos detener como “es mi culpa porque…” o “si hubiese hecho algo…”, los cuales causan dolor.

“También aparece porque seguimos conectados a que hubieses querido que las cosas fueran distintas. Es un acto de amor, de que sigue siendo importante lo que ha ocurrido”, explica la experta.

La culpa, agrega, suele estar durante mucho tiempo y no es fácil de regular en nuestra vida si estamos en duelo.

Pero hay recetas. El primer paso, dice María Ignacia, es ponerles palabras a estos sentimientos: poder ordenarlos, mirarlos y ponerles nombre, ya que “facilita la elaboración” de la culpa.

“Muchas veces, la culpa viene asociada a la idea de que podemos con todo, que tenemos el poder de cambiar todas las situaciones, que podemos controlar la vida y la de nuestros seres queridos, y no es así”, dice la psicóloga de Contigo en el Recuerdo.

Disfrutar la vida

El ser humano tiene infinitas limitaciones, qué duda cabe.

Pese a que a veces pensamos que las cosas pueden evitarse, siempre puede haber “algo” que provoque que no sea así.

Es ahí donde la culpa puede aparecer, pero también es la instancia donde tenemos la chance de comprender que la vida tiene caminos impensados para nosotros.

De ahí viene la posibilidad de seguir adelante con nuestra propia existencia, para disfrutar la vida cada momento y recordando a nuestro ser querido.

Ahora, ¿por qué es importante hacerlo?

Para María Ignacia Sandoval, en el duelo necesitamos momentos de llanto, tristeza y también de alegría al rememorar a la persona fallecida.

Sin embargo, también necesitamos momentos de disfrute no necesariamente ligado a la pérdida, sino más bien a la vida.

“Esta es una de las mayores lecciones del duelo; aprovechar cada momento como si fuera el último. El duelo y la capacidad de disfrutar la vida están íntimamente conectadas”, señala.

Al principio puede que la vida pierda su disfrute, especialmente ante pérdidas cercanas y significativas, pero con el tiempo seremos capaces de salir y disfrutar de nuestros amigos, familia y de nosotros mismos.

De todas maneras, en caso de que persista el sentimiento de culpa, es bueno poder visitar a algún profesional para elaborar los aspectos más difíciles.

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