El duelo es un proceso que conlleva una serie de emociones que a veces nos cuesta entender: rabia, pena, tranquilidad, paz y esperanza aparecen en distintos momentos de este camino que transitamos ante el fallecimiento de un ser querido.
En muchas ocasiones ocurre que rechazamos alguna de estas emociones, evitando enfrentarlas e incluso anulándolas. Eso ocurre con aquellos sentimientos que consideramos “negativos”, una calificación que escuchamos con frecuencia y que nos hace dudar sobre si es o no necesario prestarles atención.
Pero ¿por qué aparecen estos sentimientos en el duelo? Para Josefa Jáuregui, la clave de esto es que “todas nuestras emociones, sin excepción, nos comunican algo respecto a lo que estamos transitando”.
“Nuestro cuerpo y nuestro sentir no está en contra de nosotros, sino que nos está comunicando aquello que necesitamos a través del lenguaje de la emocionalidad”, complementa la profesional, agregando que en el duelo “las emociones se amplifican”.
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La experta ejemplifica: “si sentimos una profunda pena que nos incomoda, nuestro cuerpo naturalmente nos invita a ir hacia dentro, a abrazar ese vacío que queda luego de la pérdida de la persona fallecida”.
Una nueva mirada al duelo
En este contexto, es importante considerar que, si bien se habla frecuentemente de sentimientos “negativos” o “positivos”, para la colaboradora de Contigo en el Recuerdo es preferible hablar de emociones placenteras o incómodas.
“Ponerles la etiqueta de ‘negativas’ o ‘malas’ solo nos hace rechazar más y más lo que sentimos”, complementa.
Por eso, la invitación es a dejar del lado la duda sobre si es “bueno” o “malo” sentir algo durante el proceso de duelo, ya que “estamos muy acostumbrados a catalogar los sentimientos y las emociones”.
Lo anterior, dice la psicóloga, genera que busquemos sentirnos “bien” silenciando o transitando rápidamente aquellas emociones que consideramos malas, cuando lo que debe ocurrir es todo lo contrario. “Mi sentir me ayuda a identificar qué necesito y me invita a poder explorarme”, apunta.
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Con esta nueva mirada, es importante considerar que estas emociones son claves dentro del proceso que estamos viviendo.
“Son nuestro cuerpo hablándonos y queriéndose comunicar con nosotros”, detalla Josefa Jáuregui, quien reitera que “si sabemos escuchar las emociones y responder ante ellas, podemos satisfacer aquello que necesitamos”.
En ese sentido, este trabajo de escuchar es clave para saber qué es lo que estamos requiriendo en ese momento, ya sea un momento de soledad, una instancia para conversar o incluso una actividad que nos permita volcar nuestras emociones.
Lo importante, concluye Josefa Jáuregui, es recordar que “cuando alguien muere, no implica el fin de esa relación, sino que ese vínculo sigue, y todos los sentimientos que existían hacia esa persona continúan dentro de nosotros”.
Por ende, “así como trabajaríamos en la relación con alguien que sigue vivo, el duelo es el proceso de ‘trabajar’ en la relación con nuestro ser querido que ha partido”, finaliza.