Las circunstancias para la despedida tampoco son óptimas: debido a las restricciones sanitarias, muchas personas han sobrellevado la pérdida de una forma particular.

Sean adultos, jóvenes o niños, todos los dolientes han sido afectados por este escenario inédito de duelo.

Dolores de la pérdida de un familiar y otras reacciones

Magdalena López, psicóloga de Contigo en el Recuerdo, ellos generalmente pueden “manifestar mucho miedo a la propia muerte o a perder a otro familiar de manera abrupta”, además de emociones como llanto, tristeza, irritabilidad y dolores físicos de cabeza, estómago y otras partes del cuerpo.

Magdalena apunta a estar atentos a los cambios en cada comportamiento. Tales como:

• «Preocupación excesiva por monitorear a sus cuidadores en todo momento, angustia a no tener el control de las situaciones, excesivo interés por la enfermedad”.

La recomendación experta es entregar información de lo que está pasando, pero sin entregar detalles que puedan generar mayores complicaciones.

De esa forma tendrán más herramientas para entender lo que está ocurriendo y el contexto en el cual se desenvuelven.

De esta forma, mantendremos informado al niño o niña y así le haremos sentir que vuelve a retomar algún grado de control en su vida.

“Si un niño no entiende qué puede estar pasando a su alrededor, tenderá a cerrar y llenar todas sus faltas de entendimiento por medio de su fantasía, hecho que puede generarle mucho más daño que la pérdida de alguien significativo”, complementa Magdalena López.

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La pandemia continúa

La contingencia sanitaria seguirá presente por un largo tiempo, lo que involucra a que los niños que han vivido el fallecimiento de un ser querido por covid, deben entender que las medidas sanitarias deben mantenerse.

Para Magdalena López la clave también estará en mostrarle el dibujo completo de la realidad: “Decirle que, a pesar de lo largo de esta pandemia, esta es transitoria.

Que la humanidad ha pasado en diversas ocasiones por hechos similares, y que así mismo podemos entre todos cuidarnos y apoyarnos más”.

La tarea para los padres y cuidadores es apoyarles en el proceso de duelo que están llevando. Monitorear sus emociones y comportamientos, y mantenerlos informados de todo lo que pasa a su alrededor en relación a la familia y a la contingencia.

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