Cuando una madre ha vivido una pérdida neonatal, se ve enfrentada a experiencias diferentes de las cuales es difícil hablar. En la mayoría de los casos, cuesta entender lo que está ocurriendo, la situación genera mucha tristeza, y las mamás no mencionan su dolor porque creen que la gente a su alrededor intentará evitar que conversen sobre ello, ya que piensan que eso las hará sufrir más.
Vivir el dolor propio de la pérdida es importante para una adecuada elaboración del duelo. Es común ver como este proceso es silenciado o desautorizado, es decir, que no es aceptado ni validado por el entorno de los deudos, debido a que, para el resto de la familia, si el hijo o hija no nació, no existe. Sin embargo, desde el momento en que los padres tuvieron la noticia de que ese ser vendría, ya comenzó a existir en sus mentes.
Esto complejiza por completo el proceso de duelo, ya que la expresión de la emocionalidad es parte esencial de su elaboración. El silenciarlo o evitar hablar del tema, con la finalidad de hacer olvidar una vivencia amarga, solo genera que los padres tengan presente por más tiempo el dolor que les provocó ese fallecimiento. Es así como se experimenta una pérdida que no puede ser reconocida o expresada abiertamente ante la sociedad, y se oculta por miedo a sufrir discriminación, desprecio humillación o vergüenza.
Es por ello que es importante siempre recordar que los duelos son únicos, y no existe un momento en particular para comenzar a vivirlos, ya que puede que lo elabores prontamente, o tardar meses e incluso años. Solo ten presente que cuando la pérdida es reconocida socialmente y te permites expresar tus sentimientos y compartir tu dolor, el proceso será más sano y constructivo.
Situándote en tu realidad y tu presente, podrás obtener algún aprendizaje personal y social de esta experiencia, y así transformar este momento en algo más que solo un recuerdo amargo. Porque ese pequeño ser humano que te acompañó durante un breve periodo, es y será un capítulo importante de tu historia, y queremos que lo recuerdes con mucho amor y no con pesadumbre.
En este contexto, a continuación, sugerimos algunas tareas para enfrentar un nuevo embarazo luego de una pérdida perinatal o neonatal:
− Se debe trabajar el miedo a otro embarazo complejo.
− Es importante trabajar la evitación del vínculo afectivo por temor a perder a este nuevo hijo.
− Se sugiere superar la falta de voluntad para recuperarse de la pérdida, por lealtad al bebé que falleció.
− Es necesario vincularse con el bebé que está en gestación, separándolo del hijo que murió.
− Hay que trabajar el duelo de los padres por la pérdida personal que ha supuesto para ellos el aborto.
Se ha observado como todos los miembros de la familia, incluyendo los niños, se enfrentan a las cuatro primeras tareas. Es más, incluso algunos hombres deben llevar a cabo también un esfuerzo adicional durante el proceso, que tiene relación con superar el miedo a perder a su compañera si la muerte perinatal anterior supuso una emergencia médica para la vida de la madre.
Fuente: “El embarazo después de perder a un bebé” por Joann O’Leary, MPH, MS.