La partida de un ser querido nos plantea muchos desafíos a nivel personal y también familiar, pero estos se intensifican aún más si es una pérdida inesperada. En este contexto es normal preguntarse: ¿qué ocurre cuando se vive esta situación?
El duelo que tiene lugar tras una pérdida inesperada presenta un conjunto de características concretas que orientan este proceso en una dirección determinada. Por eso, siempre es bueno poner el foco en las generalidades de lo que se desencadena tras un fallecimiento repentino y nada esperado.
Sensación de irrealidad tras una pérdida inesperada
Es muy habitual que, tras un fallecimiento repentino, las personas no sientan el dolor de la pérdida en un primer momento. Cuando se observan reacciones de serenidad o de gran tranquilidad en quienes acaban de perder a un ser querido, generalmente esto se atribuyen a la frialdad o incluso a la fortaleza. Pero es importante considerar que esta actitud puede ser normal, ya que a menudo estas reacciones provienen de mecanismos de defensa básicos de protección del dolor, dando tiempo a nuestra mente y a nuestro cuerpo de procesar lo sucedido.
Cuánto dura el duelo tras una partida súbita
Cuando se enfrenta la pérdida inesperada de un ser querido se necesita más tiempo para asimilar lo ocurrido, por lo que la energía se centra principalmente en enfrentar este proceso. Hay angustia, dolor, falta de comprensión de lo sucedido e incluso sensación de inseguridad. Cuando la muerte ha ocurrido de un momento a otro, la tarea de adaptación es más ardua. Es frecuente escuchar a quienes han sufrido un fallecimiento de este tipo, contar cómo la realidad les sacude de repente, alternándose con la sensación de irrealidad y de estar viviendo una pesadilla.
El sentimiento de culpa en el duelo
Es habitual que aparezca la sensación de culpa. Por ejemplo, quien vive el duelo puede culparse por no haber llegado cinco minutos antes a casa y reanimar al fallecido. Con frecuencia la culpa se convierte en un mecanismo de control de la vida y la muerte. Buscamos en nosotros, en nuestra responsabilidad, el sentido de lo que ocurrió y el porqué de una muerte repentina que nos cuesta encajar y entender. ¿Un consejo? Tomar conciencia de que hay una parte de la vida que no controlamos y que este es un hecho difícil de afrontar.
Recibir la noticia de un fallecimiento
En el desarrollo del proceso de duelo tras una muerte inesperada, influye mucho cómo se recibe la noticia. No es lo mismo enterarse de repente, por teléfono o por mensaje de texto, que cara a cara y poco a poco. La información es la misma, pero recibirla en persona, de forma gradual, con cuidado y sensibilidad, poniendo en antecedentes y permitiendo que la mente vaya entendiendo lo sucedido, disminuye el impacto emocional de la persona.
El duelo por el fallecimiento tras una larga enfermedad
En ocasiones, hemos escuchado el testimonio de quienes experimentan una sensación de pérdida inesperada, aunque el fallecimiento hubiese sido tras una larga enfermedad: no se sentían preparados e incluso afirmaban no haberse dado cuenta de cómo se desarrolló la dolencia y su cercanía con la muerte. Se trata de un periodo durante el cual la información no fluye y en el que a menudo el cuidador principal es incapaz de ver lo evidente del deterioro y del avance de la afección. Cuando esto ocurre, el proceso de duelo posterior se asemeja mucho al causado por una muerte inesperada.
Fuente: Fundacionmlc.org