Llegar a la mitad del año muchas veces nos permite plantear nuevos objetivos, repasando además lo que hemos vivido hasta ahora. Este periodo coincide con las vacaciones de invierno escolares y universitarias, un momento valioso que entrega múltiples beneficios para el presente y el futuro.
Y es que, al hablar de nuestro tiempo de descanso en medio de la rutina, bien vale repasar cuál es el valor de esta pausa y, especialmente, del tiempo en familia.
Rutina y vacaciones
En nuestro diario vivir, generalmente nos encontramos con instantes donde necesitamos desconectarnos de lo que estamos haciendo, para descansar y recargar energías.
Y es que, según la psicóloga colaboradora de Contigo en el Recuerdo, María José Bononato, “los tiempos de esparcimiento abren una gama de posibilidades para el crecimiento personal, enriquecimiento de las relaciones y creatividad, entre otros”.
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Esto, por cierto, apunta tanto a los adultos como a los niños, quienes al estar exigidos a nivel académico logran disfrutar más estos tiempos libres.
Sin embargo, comenta la profesional, los descansos de mitad de año son diferentes a lo que puedan ser las vacaciones.
“En estos periodos se genera la posibilidad de compartir más tiempo con la familia y de organizar panoramas entretenidos entre todos”, comenta.
Así, también habrá espacio para explorar el medioambiente, vivir nuevas experiencias, fomentar la creatividad y ampliar el conocimiento del mundo para poder enfrentarlo, algo relevante en especial para los más pequeños.
El valor del descanso en familia
Las vacaciones son una instancia que trae consigo una serie de beneficios y de momentos positivos.
Una de las grandes oportunidades para la familia es conocerse más en profundidad, permitiéndole a los niños ver facetas de sus padres o cuidadores que no se suelen observar a menudo y viceversa.
María José Bononato profundiza y afirma que además “sirve como fuente de aprendizaje. Por ejemplo, enseñando a los pequeños cómo regularse y buscar soluciones a situaciones de estrés en vacaciones”.
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Por otro lado, dentro de los beneficios de este descanso, está crear recuerdos y aprendizajes vitales compartidos.
“Estos se pueden atesorar como parte de una historia familiar, que aporte a la construcción identitaria de cada uno de sus miembros”, asegura la profesional.
De todas maneras, María José Bononato entrega un consejo: el descanso tiene que ser un espacio previsto en vacaciones y fuera de estas, ya que aporta al crecimiento de todos.
“Esto permite desestresarse, ‘recargar baterías’ y recuperar los hábitos alimenticios y de sueño saludables, de manera de reorganizarse para no solo recobrar, sino mantener estos hábitos a la vuelta de las vacaciones”, concluye.
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