Ser sociales es una condición innata del ser humano que data de las civilizaciones más antiguas. Es que relacionarnos con otras personas ha sido parte del desarrollo de nuestra especie a lo largo del tiempo. Y hoy, en un mundo cada vez más interconectado, los vínculos afectivos siguen siendo pieza fundamental…
Pero ¿por qué son tan relevantes estas relaciones de cariño con mi familia, amigos o cercanos? María Ignacia Sandoval, psicóloga de Contigo en el Recuerdo afirma que “desde nuestra esencia, venimos programados para formar y desear sentirnos cercanos a otros, que me apoyen en momentos complejos”.
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Así, mantener vínculos afectivos se transforma en uno de los pilares de nuestro bienestar, ya que desde que nacemos sabemos que otros me ayudarán cuando lo necesite… y eso da estabilidad.
En ese sentido, la profesional profundiza en que los vínculos afectivos positivos, estables y duraderos, “me ayudan en momentos de estrés que el día a día puede traer”. De alguna forma, son una llave que abre la puerta hacia un espacio de desconexión, gratitud y seguridad, mostrándonos que podemos buscar apoyo para nuestros miedos.
¿Y qué pasa a largo plazo con estos vínculos? Éstos fomentan el bienestar y la salud física en general. De hecho, son un factor protector muy grande que nos ayuda a enfrentar emociones displacenteras que, por ejemplo, pueden debilitar nuestro cuerpo.
Cultivar vínculos afectivos para cosechar bienestar
Muchas veces hemos escuchado que una buena cosecha está precedida de un mejor cultivo. En los vínculos afectivos también ocurre, y ya sea que estemos viviendo un duelo o cualquier otro tipo de circunstancia, hacer crecer estas relaciones nos ayudará.
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¿Cómo hacerlo? Para María Ignacia Sandoval hay elementos claves como la comunicación efectiva y afectiva, que promueve “el cultivar un vínculo de confianza”. También ayuda el escuchar sin enjuiciar y el expresar gratitud y aprecio. “Eso puede ser desde dar las gracias por la amistad y el cariño, a dar regalos o tiempo de calidad”, explica
Pero igualmente importante es el tiempo “para conocerse, crear una relación de respeto y preguntar y aprender detalles de la vida del otro que cobren sentido”.
Cambio en los vínculos afectivos
Ya sea porque la relación se transforma, o también por otras circunstancias, el ser humano a veces sufre cambios en sus vínculos. Lo anterior ocurre, por ejemplo, cuando perdemos a un ser querido. Eso provoca dolor.
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Sin embargo, María Ignacia Sandoval destaca que el ser humano tiene esa capacidad de entender esta nueva relación que puedo tener con la persona fallecida, de reinventarse ante un vínculo perdido e incluso de volver a crearlos.
“Lo bello es que, a pesar de tener rupturas dolorosas, de perder a seres queridos, siempre podemos volver a amar y crear vínculos significativos incluso cuando hemos luchado durante mucho tiempo sin ellos”, concluye.