La semana pasada en Contigo en el Recuerdo entregamos algunas luces sobre las dimensiones del duelo, una perspectiva reciente de este proceso, pensada por la experta española Alba Payàs, que brinda una nueva visión acerca de cómo las personas viven la pérdida de un ser querido.
En el mundo de la psicología, son distintas las voces que se inclinan por esta mirada, pero también otras que prefieren la relacionada a las fases del duelo, creada por la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross.
Es importante saber qué implica para los dolientes esta nueva visión y si alguna de estas beneficia más que la otra al proceso de pérdida.
Raimundo Hansen, psicólogo colaborador de Contigo en el Recuerdo, afirma que el cambio de percepción desde las fases del duelo hacia sus dimensiones (traumática, relacional, de crecimiento y transformación), le brinda mayor flexibilidad al proceso de pérdida.
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“No nos entregan pautas delimitadas de cómo se debe actuar, lo que permite encontrarnos con distintas emociones y momentos y no sentirnos culpables con ello”.
Esta nueva teoría aporta importantes beneficios en el trabajo terapéutico de los dolientes. La experiencia de quien ha perdido a un ser querido mejora, ya que permite “vivir este proceso con una mayor libertad y con una visión más alejada de los supuestos.
Ayudando a estar en el tiempo presente y la situación actual”, según comenta el experto. En definitiva, ayuda a que el proceso sea más ameno.
Cambio de visión durante el duelo
Ahora bien, ¿qué pasa con las personas que actualmente están viviendo una pérdida? Explicar esta nueva visión de las dimensiones del duelo no es tarea fácil, sobre todo si se está iniciando el proceso terapéutico.
Raimundo Hansen es claro; es necesario saber cómo estas personas entienden este proceso en primer lugar.
El desafío es dar a conocer que el duelo puede ser “contraproducente para su proceso. Obligarse a estar en momentos específicos que nos restringen en cuanto a lo que nos permitimos sentir”.
“Una persona que recién esté enfrentando un duelo, por el fallecimiento de un familiar con enfermedad terminal, por ejemplo, podría sentirse mal consigo mismo por no estar en la fase “negación” del duelo.
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