El día después del funeral de un ser querido puede ser uno de los momentos más difíciles de enfrentar. ¿Cómo volver a levantarse si aquella persona ya no está, cómo asumir que el mundo sigue, al igual que nuestras responsabilidades, deberes y trabajo, si cargamos con un dolor que paraliza y que nos impide continuar con nuestra rutina?
Cuando muere un ser querido, el duelo se manifiesta en todas sus formas. El cuerpo somatiza la pérdida a través del cansancio extremo o baja de apetito y nuestra fuerza espiritual oscila entre la aceptación y la negación más profunda.
Probablemente te sientas agobiado y cada día se vuelva eterno, lleno de obstáculos, porque la pena te impide avanzar. Hay que entender que el duelo es una respuesta natural después de la pérdida, y tendrá consecuencias en nuestras dimensiones mentales, emocionales, espirituales y físicas. Por lo tanto, es esperable que este dolor se sienta en todo el cuerpo, mientras que nuestra mente y energía parecen estar simplemente enfocadas en cómo acostumbrarnos a vivir sin él o ella. Todo lo que hacemos deja de tener sentido y hemos perdido el control de nosotros mismos.
Magdalena López, psicóloga del Plan de Acompañamiento de Parque del Recuerdo comenta que “es necesario darse tiempo para entender que cuando uno pierde a un ser querido, está más vulnerable y desorientado, por eso es importante “permitirse vivir la pena” y no forzar las situaciones para que todo continúe como si nada hubiese pasado”. Agrega además que, “es importante considerar que el duelo es un período transitorio, y que el actuar no será el de siempre, pero es necesario pasar por ese momento para enfrentar el dolor”.
Para Magdalena, durante el día a día habrá momentos de pena, pero también de alegría, y que deben vivirse sin culpa; la ambivalencia emocional es parte de este proceso.
En este contexto tan complejo, es normal pensar que las tareas cotidianas se vuelven un difícil reto para los dolientes. No existen ganas ni deseos de pensar en la comida que se hará en la noche, ni en ordenar la habitación de los niños y menos aún de afrontar las responsabilidades laborales.
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Estos cambios producen fuertes niveles de estrés y se expresan en un agotamiento y debilidad que nunca antes habíamos vivido.
La psicóloga agrega que es necesario “poder seguir conversando sobre quien ya falleció, recordar los momentos compartidos y reír con las alegrías que juntos disfrutaron. Muchas veces el resto prefiere no hablar de ese familiar o amigo que ya partió, pero mencionarlo es la mejor forma de mantenerlo vivo, porque lo que genera más angustia es pensar que esa persona desapareció. Quien murió sigue siendo parte de la vida y de nuestra historia, y nunca va a dejar de serlo, aunque uno lo recuerde y ya no sienta el dolor de un principio”.
Por eso, darle un nuevo sentido a la vida después de la partida de un familiar, es parte de las estrategias para superar el duelo. Acá entregamos 5 consejos que podrían ayudar a enfrentar las tareas diarias, después de la muerte de alguien cercano:
- LISTA DE TAREAS. ¿Comienza el día y no sabes por dónde empezar? Es común que el cansancio mental y físico propio de las primeras semanas del duelo haga ver la jornada como un desafío imposible de superar. Las personas comienzan una tarea, pero luego la abandonan, entonces, la habitación queda sin terminar, la comida a medio preparar y los mails del trabajo sin responder.
Lo mejor es planificar y priorizar lo que tenemos pendiente. Una buena idea es escribir una lista con las tareas para el día siguiente, siendo absolutamente sensato respecto a lo que es importante. Este listado ayudará no sólo a ser más específico respecto a las responsabilidades que se deben afrontar, sino que también te permitirá aliviar la ansiedad que implica una nueva jornada de duelo.
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- PEQUEÑAS METAS: Muchas veces uno se propone hacer muchas tareas domésticas en un solo día, sin embargo, cuando no logramos cumplirlas todas, nos sentimos frustrados pensando que no tenemos la capacidad ni la energía de antes, ya que hasta lo más sencillo se vuelve una carga demasiado pesada. Por lo tanto, es importante no sobrecargarse con una lista interminable de tareas, sino establecer pequeñas metas diarias. Reducir la velocidad y bajar las expectativas es una buena forma de recuperarse.
- PRIORIDAD: Es normal que por un tiempo no podamos hacer la misma cantidad de cosas que hacíamos antes de la pérdida. Dormir mal y comer de forma desordenada afecta nuestra rutina y se traduce en un cansancio tal, que nos impide abordar todas nuestras tareas. Por eso es importante establecer niveles de prioridad en la lista diaria de quehaceres, según la importancia o urgencia que estas tengan. Una buena idea es aprovechar la mañana, que es cuando tenemos más energía y dejar para esas horas los trabajos más difíciles o tediosos.
- DESCANSOS: Es necesario darse una pequeña pausa para renovar energías y escuchar las señales de agotamiento que envía el cuerpo. Prepararse un rico jugo, recostarse en la cama y escuchar música, bajan los niveles de estrés.
- AYUDA: Muchas veces nuestro entorno quisiera ayudarnos, pero no saben cómo hacerlo. Es por ello que cuando un familiar y/o amigo se acerca para preguntarte ¿qué puedo hacer para ayudarte?, no dudes en pedirle colaboración para afrontar algunas tareas cotidianas durante las primeras semanas de duelo. No sientas vergüenza por mostrarte agotado ni culpa por acaparar la atención de los demás… tú harías lo mismo por ellos si te necesitaran.
Fuentes:
www.silentgrief.com
www.funeralplan.com
www.griefcycle.com