Lo creas o no, hay gente acostumbrada a hablar sobre la muerte; conversa sobre la de los demás y también lo hace de la propia. No solo porque hayan vivido la pérdida de un amigo o familiar, sino porque quieren aprender a afrontar las que vengan. Esta es una realidad que debemos encarar tarde o temprano, y hoy tal vez es la fecha más oportuna.
Michael Hebb sabe de ello. Ahora tiene 42 años, pero perdió a su padre a los 13, y eso dejó un profundo vacío en su familia que se prolongó durante años por su incapacidad para aceptarlo. Hoy es el autor del libro ‘Let’s Talk About Death Over Dinner‘ e impulsor de la organización del mismo nombre, que organiza cenas informales con desconocidos para conversar sobre la muerte. Acá, Hebb entrega diez consejos claves para poder hablar sobre el tema.
- Recuerda: tú también vas a morir
Es el primer paso. En una sociedad que idolatra la juventud y que rehúye la muerte, es lógico que rechaces la realidad de que no te vas a quedar aquí para siempre. Es lo que algunos científicos llaman sesgo de confirmación: negamos nuestra propia mortalidad y nos engañamos con que nunca sucederá, algo más habitual en quienes no han perdido a nadie cercano.
- Habla de ello ahora, no pasa nada
Hay quienes piensan que es un tema tabú, y lo entendemos perfectamente. A nadie le apetece hablar de sus inquietudes respecto a la muerte cuando está en una cena con unos amigos, pero tal vez deberíamos empezar a hacerlo. Cuanto antes conversemos de ello, mejor.
- Lo de morir solo no es cierto
Hebb también cuestiona esa idea de que cada uno de nosotros enfrentará solo la propia muerte. Está claro que lo anterior no es una falsa creencia, nadie nos acompañará en ese momento final, pero estar presente en los últimos días de, por ejemplo, un enfermo terminal, es saludable incluso aunque no sepamos cómo ponerlo en palabras.
- No rehúyas la «burocracia»
Otro efecto de esta inhabilidad para hablar sobre la muerte es la incapacidad para poner en orden los asuntos más «terrenales» que implica. Exacto, nos referimos a cuestiones como el testamento o los arreglos del servicio funerario. No solo es recomendable enfrentarse a ello cuanto antes, sino conversar con nuestra familia y nuestros amigos sobre cómo nos gustaría que fuera.
- Conversa con los niños (si ellos quieren)
Esta situación la vivirás en algún momento si tienes hijos o sobrinos pequeños. Cuando suceda una muerte cercana, o incluso en una película, te preguntarán qué ha pasado, con dudas que probablemente tú nunca te has planteado. Intenta responder a su curiosidad con toda la naturalidad posible, algo que además creará un vínculo de confianza muy profundo entre ustedes.
- Y con personas que están en duelo
De entre las formas en las que huimos de la muerte, esta es una de las más usuales. Somos incapaces de hablar de ello con personas que lo acaban de sufrir, y eso a veces genera un distanciamiento difícil de reconciliar. Puede ser triste, puede ser incómodo, pero debes aprender a acompañar a las personas cercanas que están en duelo.
- La fe no lo es todo
La religión forma parte de las estrategias personales para afrontar eventos vitales, tanto positivos como negativos, y la muerte es uno de ellos. Ciertamente, ante la partida de un ser querido, son importante las creencias religiosas y la fe que puedas sentir en esos momentos, pero merece la pena recordar que esto no nos libera del dolor ni del duelo. Te interesará, sobre todo, si tú eres creyente; charlar sobre ello y naturalizarlo también será de gran ayuda.
- Cuidar de alguien es duro
En muchas ocasiones, la muerte viene precedida de un período de cuidados que recae en los familiares y amigos, y en torno a esto también se han establecido estereotipos y tabúes. La persona que sufre no lo hace solo por su situación, sino por suponer una carga, y las personas que cuidan deben convertirse en enfermeros perfectos. Debemos aprender a aligerar también esos roles.
- No lo dejes en manos de los médicos
Otro de los errores en que caemos a la hora de afrontar la muerte, es creer que se trata simplemente un fenómeno clínico del que se deben ocupar los doctores. Y no es así. La partida de una persona también tiene un aspecto emocional, desde luego, por ello es tan importante estar presente cuando ocurre y perderle el miedo a involucrarnos en ella.
- Respetar el duelo de los demás
Por último, nos enfrentamos a los momentos posteriores: el luto y el duelo. Los expertos aseguran que cuando alguien pierde a un ser querido, atraviesa por diferentes etapas de efervescencia emocional, y lo peor que puedes hacer es intentar huir de ellas, o animar a que lo hagan los demás. Hablamos tanto de tu proceso de aceptación como del de aquellos que te rodean. El duelo es libre.
Fuente: RevistaCQ.com