El fin de año, esa época de gran alegría y tiempo en familia, pero que también puede adquirir una atmósfera de miedo y angustia. Entienda por qué ocurre esto.
El duelo viene en olas que parecen ser más grandes que nosotros. Algunas de éstas son bastante previsibles y parecen estar “agendadas”: cuando se acercan las fechas especiales, comenzamos a sentir, un mes antes, que la “marea” sube. Y durante la fecha en cuestión, la angustia alcanza su máxima expresión. Estos días pueden ser el cumpleaños de la persona o, inclusive, cuando falleció.
Y también están los días de fiesta: El Día de la Madre, del Padre, la Navidad, el Año Nuevo… En estas celebraciones, la misma incómoda sensación, y aquel dolor ya conocido reaparece. Pero ¿y por qué duelen tanto los días de fiesta?
Los días de fiesta pueden crear conflictos
Es fácil identificar cómo pueden generarse estos conflictos. La familia y los amigos quieren que todo vuelva a la normalidad para que, entonces, pueda haber lugar para los días de fiesta. Pero sabes que esa tal “normalidad” nunca más va a existir. Todo el mundo quiere que las celebraciones transcurran de la misma manera que antes, pero las “fiestas como antes” niegan la pérdida y colocan en la trivialidad la vida de aquella persona que ya se ha ido.
La presión puede ser muy fuerte, pues “necesitamos que la Navidad sea normal para los niños” o porque “eso es lo que él habría querido”. El mensaje entre líneas es siempre el mismo: ha llegado la hora de superar el duelo y de colocar las cosas en su lugar. Pero, algunas veces, esto no puede realizarse.
Los días de fiesta pueden interrumpir el proceso de duelo
El duelo es un trabajo de tiempo completo, dominando todos los momentos y demandando atención total, especialmente durante los primeros meses. Todos los días, aparecen nuevos sentimientos y pensamientos que deben ser procesados. En este sentido, probablemente no tienes el tiempo y la energía necesaria para enfrentar las fiestas de fin de año. Muchas veces, el simple hecho de pensar en los preparativos ya puede ser extenuante.
El duelo significa que se está viviendo sobre la línea de la supervivencia un día tras otro. Algunas veces, puedes sentir que te estás convirtiendo en una persona egoísta, pero no es así. Sobrevivir es una defensa interna que cada uno de nosotros desarrolla, direccionando toda la energía que tenemos hacia adentro, con el fin de proteger nuestra salud y bienestar. Y cuando uno está sobreviviendo, los días de fiesta parecen ser algo demasiado ajeno como para tenerlos en cuenta. Esto significa que la idea de hacer compras de Navidad o prepararse para participar de un amigo secreto, puede ser algo demasiado exigente y desgastante.
Los días de fiesta traen exigencias a las que no es posible responder
El fin de año exige una atención que quizás no puedes dar, ya que puedes sentirte como un “zombi” en movimiento.
El fin de año exige emociones a las que no se puedes responder, debido a que la depresión del duelo justifica, no solo los sentimientos tristes sino, también, la ausencia total de ellos. Pareces fuera de lugar y, emocionalmente, es como si estuvieses “fuera de tu propio cuerpo”.
El fin de año exige una cierta dosis de actuación, como poner una sonrisa en el rostro y hacer toda una interpretación que no está disponible en ese momento. Una hora de actuar de esa manera puede equivaler a un largo día de trabajo. Es extenuante.
La clave es saber QUÉ ES LO QUE YO PUEDO HACER Y DAR
Permítete hacer solo aquello que puedes hacer. Permítete estar donde necesitas y quieres estar. Siéntete libre de decidir lo que quieres y puedes hacer, sin sentirse culpable.
Permítete cambiar las tradiciones. Siéntete libre de transformar todo lo que sea necesario. Planta un árbol en vez de armar uno para la Navidad. Duérmete temprano para aprovechar la mañana del 1 de enero. La regla es: si te duele, no tienes por qué actuar como siempre lo hiciste. El crear nuevas tradiciones puede traerle otro significado a estas fechas.
Permítete encontrar “personas-seguridad”. Son aquellas personas que te hacen sentir cómodo, que te escuchan, te toleran y que quieren estar cerca para darte un abrazo o, también, un silencio.
Fuente: www.ysihablamosdelluto.com.br