Las emociones son el condimento de la vida

Cuando vivimos la pérdida de un ser querido, es inevitable sentir gran tristeza por la partida, miedo porque no sabemos cómo enfrentar el proceso de duelo que comienza, y angustia por las diversas emociones y sensaciones que comenzamos a experimentar luego del fallecimiento de esa persona especial.

En ese contexto, es importante entender cuál es la labor de las emociones y sentimientos, para qué nos sirven, o cómo pueden obstaculizar o facilitar nuestras interacciones con el entorno. Para ello, es necesario conocer las definiciones de ambos conceptos. Por su parte, los sentimientos son estados afectivos complejos, estables, más duraderos y menos intensos que las emociones, las cuales son alteraciones fisiológicas, cognitivas y de comportamiento como consecuencia de un estímulo que da lugar a una determinada respuesta.

Las emociones juegan un papel muy importante en nuestra vida, ya que son estados afectivos que nos movilizan a comportarnos de una determinada manera, motivan nuestra conducta ya que, son una fuente de energía que nos lleva a amar, crecer, gozar, trabajar, es decir, a luchar por nuestros sueños e ilusiones. Las emociones nos ayudan a dirigir nuestros actos hacia un fin determinado, y a ejercer una actividad con un objetivo y una intensidad determinada.

Es así como, por ejemplo, las emociones agradables como la alegría nos llevan a mantener o aumentar un estado, en cambio las que nos disgustan y están asociadas al proceso de duelo como el miedo, tristeza, angustia, hacen que no queramos realizar una actividad, abandonándola o disminuyendo su intensidad.

Pero ojo, no existen emociones malas ni buenas, ya que su labor es informarnos sobre nuestro estado emocional, a través de cambios en nuestro cuerpo como sudoración, temblor de manos, distensión muscular, entre otros. Esas reacciones físicas nos permiten aprender a identificar las emociones, interpretarlas y así saber cómo mejorar este sentir.

A partir de lo anterior podemos concluir que las emociones tienen una función adaptativa al entorno, ya que nos ayudan a enfrentarnos a nuestros retos y a las diversas situaciones que nos plantea la vida. También tienen un rol social, porque gracias a ellas cubrimos las necesidades de socialización, de sentirnos amados y cuidados por otro.

El mayor desafío es entender, asimilar y comprender adecuadamente las emociones en el momento en que la estamos viviendo, y aprender a transmitirlas de manera asertiva. Interpretar los sentimientos y enfrentarlos de la mejor forma, nos permite estar más preparados para controlarlos y no dejarnos arrastrar por los impulsos.

No le tengamos miedo a las emociones o sentimientos, hagamos buen uso de ellas, como un instrumento que puede facilitarnos la vida, permitiendo que éstas puedan saborizar nuestras experiencias.

 

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